viernes, 9 de enero de 2015
Cuidado con la loca
Este año estamos celebrando un año Jubilar por Santa Teresa de Jesús. Entre otras suertes he podido celebrar la Eucaristía en el último convento que fundo la Santa: Burgos.
Hoy quería que meditáramos, ella que experimento con ciencia la oración, sobre un peligro frecuente a la hora de ponernos a rezar: la imaginación. La Santa la llamaba la loca de la casa. Y es que la imaginación si siempre hay que controlarla más, si cabe, en el momento de rezar porque puede ocurrirnos que dejando con libertad a la loca entre, a sus anchas, en las diversas estancias de la casa alborotando hasta el lugar nupcial: el corazón; alterando todos los afectos y donde había amor generar envidias, dónde había comprensión creando impaciencias.
La imaginación es un sentido interno. Útil para la oración; si esta ordenado. Es decir, colocando a la loca en su habitación: haciendo lo que debe hacer y no dejando que divague. Es decir, la imaginación en la oración debe buscar a Dios y no: si me han dicho esto o me han dejado de decir aquello; si me consideran o dejan de hacerlo; si yo fuera de ese modo o fuera de tal otro.
Cuidado porque cuando la loca por esos caminos lo que hay que hacer es: encerrarla.
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